El Cardenal Mauro Gambetti ha presidido la cuarta misa de los novendiales tras la muerte del Papa Francisco, subrayando durante la homilía que “la ‘humanidad cristiana’ hace que la Iglesia sea la casa de todos”, como dijo el Pontífice argentino.
El Arcipreste de la Basílica de San Pedro expuso sobre el pasaje evangélico en el que Jesús explica cómo será el juicio final (Mt. 25, 31-43), que “en la vida de todos, creyentes y no creyentes, hay un momento de distinción: en un determinado momento, unos empiezan a compartir la alegría propia de Dios, otros empiezan a sufrir el tremendo dolor de la verdadera soledad, porque, expulsados del Reino, se quedan desesperadamente solos en sus almas”.
Así, el purpurado expuso que las ovejas se caracterizan porque “no se rebelan, son fieles, mansas, cuidan de los corderos y de los más débiles del rebaño”, mientras que los cabritos hablan de quienes “quieren independencia, desafían al pastor y a los demás con sus cuernos, saltan por encima de otras cabras en señal de dominio, ante el peligro piensan en sí mismas y no en el resto del rebaño, están destinadas al fuego eterno”.
Ante este panorama, el Cardenal Gambetti preguntó a los cardenales reunidos estos días en Roma de cara al cónclave del 7 de mayo: “¿Cuál de los dos estilos encarnamos?”.
Pertenecer al Reino “no depende de conocer explícitamente a Cristo”
El purpurado expuso además que, a su entender, resulta evidente que “pertenecer o no al Reino de Dios no depende de conocer explícitamente a Cristo”, en atención a la respuesta que da Jesús a la pregunta: “¿Cuándo te vimos hambriento…?”.